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Diario de un olivense

Diario de un olivense: El convento

Diario de un olivense: El convento A Millo le llaman ya en el pueblo Harpo, como el mudo de los hermanos Marx. No sabemos si le vamos a entender mientras le dure este monólogo interior. De momento Estebitan ya le está enseñando el lenguaje básico para contar sucedidos mínimamente: el colocarse el anillo para decir que habrá una boda próxima; el introducir el dedo índice entro los dedos gordos e índice de la otra mano formando un círculo y menearlo con un movimiento rítmico para definir lo que se están imaginando, etc.
Las compras las realiza como puede, en el súper ya saben que quiere una maciza, blanca y ancha. Alguno con mala idea le ha sugerido que coja las trompetas de Jota o Crucete y así expresarse como lo hacía Harpo con su bocina. De momento a Millo le han dado la baja en el Ayuntamiento de Entrena, por lo que ahora dispone de más tiempo en el pueblo, que lo pasa en la huerta e intentando recuperar la voz. Mañana baja un logopeda de Burgos a ver que puede hacer.

La única persona que no sabe la causa de la mudez de Millo es la propia Flora, por eso se muestra condescendiente con él. Incluso ha aumentado las muestras de cariño. Que si “que te pasó, mi amor” o “ya le hago un cafecito para entonar”. Y claro, lo único que le entona ya se sabe lo que es. Ayer la mulatita me vio pasar cuando iba con el tractor a echar veneno y me espetó que estaba preocupada por Millo, ¿qué podía hacer ella? “Darle un viaje” pensé y así seguro que recupera la voz con tal chorro que acaba cantando en el Orfeón Donostiarra. Quedamos en que el sábado saldríamos a cenar y a divertirnos un poco por ahí. Iba a llamar a su amiga Muriel, la que vivía con ella en un piso de la Plaza Porticada de Santo Domingo de la Calzada. Muriel es cubana de Santiago y trabaja de pescatera en el Consum. Ni que decir que tiene a la clientela encantada con su dulzura y educación. Yo siempre que voy al Santo acabó comprando alguna oferta, jureles o cariocas.

Ayer por la noche Porras me enseñó el legajo que había aparecido en las entrañas del torreón del Castillo. Tiene buena pinta, vamos que parece un documento auténtico. “¿No se lo habras enseñado a nadie?” le digo. “No, no, lo juro” afirmó atentó. Tuve que echar mano de mis estudios de latín en los Josefinos de Orduña para enterarme de que el papel era del siglo XVII, en su primera parte se argumentaba sobre que los reptiles no eran carne y por tanto los viernes de vigilia se podían tomar. Joder, que hambre se tenía que pasar antaño para comerte una culebra en esas vigilias en que el bacalao en salazón no llegaba hasta el monasterio y se quedaba en casa del obispo. Más adelante pude capiscar que la duda venía por la legalidad canónica de utilizar ungüentos y medicamentos provinientes de los reptiles los días de vigilia. En fín, que los monjes no tragaban sapos y culebras.
Un poco más abajo, en el lateral, y con otra letra, había una leyenda que decía “El marfil de SM está en la cripta”. ¿Qué coño era esto?
Volví a leer la firma de Mosén Millán del convento de San Benito en Maturdimalas. De repente me acordé que esté invierno, arando en una pieza que tengo en el Cascajo, el brabán se había topado con varias piedras, grandes de sillería.

Diario de un olivense: Flora, la mulata

Diario de un olivense: Flora, la mulata López me ha contado que Millo, el secretario de Entrena, se ha quedado mudo. Se conoce que tras las chapas que nos ha soltado a lo largo de su vida, el Señor le ha dicho “hasta aquí hemos llegado”. Parece ser que le ha dejado sin habla el ver desnuda a Flora, la mulata que atiende a su señora madre María. Flora es de Santo Domingo pero de la República Dominicana no de la Calzada y cuida de su madre cuatro horas al día. La limpia, acicala y le hace la casa. Se la ha puesto el seguro. La verdad es que la tía está tremenda.

Bueno, el caso es que al secretario de Entrena no se le ocurrió otra cosa que el otro día cuando Flora se fue a duchar, la mulata aprovecha a asearse en casa de Millo y así ahorrar agua y gas, corrió a por un berbiquí para taladrar la pared y poder observar a la dominicana en todo su explendor caribeño por un agujero. En el momento que sus ojos impactaron con los pechos de la mulata Millo se quedó sin habla. Y hasta hoy.

López ha ido a visitarle, y nada, que no habla. Ni aunque le propongas que él mismo realicé a dos voces el debate entre Marianico y ZP. Su madre le ha dado con la cachava en la cabeza, a ver si así volvia a su ser, pero nada. Ni mu.

Hoy ha salido el sol y me he dado una vuelta para ver el campo. El trigo y la cebada verdeguea con soltura. Parece que las nieves y este sol le van a venir bien. Luego he pasado por el horno de la panadería y allí estaban Chaparro y Antxon, además de Boyer, tirando de panceta. Me he unido a ellos y hemos arreglado el país y el Bayern Munich.

Chaparro y yo estuvimos el sábado pegando unos tiros en el coto de Zambrana. Cómo se lo tiene montado el dueño del coto. Aprovecha estos momentos que la veda está cerrada para que los cazadores nos quitemos el mono de las perdices y paguemos alegremente por cazar. En el coto hay fotos de ilustres personajes, como artistas y pelotaris. Por cierto, tiene una foto de Rubén Beloki, que ayer se lesionó en el codo en el frontón de Vitoria. Se le ha jodido la final del Campeonato de Parejas, y dice el papel que tampoco jugará el manomanista. Tapia se ha encargado de gestionar las entradas para esa final, iremos a San Sebastián unos cuantos de Leiva para apoyar a Titín III. Esperemos que no pase como la de Nagore que vinimos con la cabeza gacha y sin perras.

Cuando iba al bar me he topado con Marinieves, una antigua novia que tuve y con la que casi me caso. No me saluda. Chica, para cuatro que estamos en el pueblo y no nos hablamos. Sé que anda diciendo que soy un desgarramantas y que no tengo luz, pero qué le vamos a hacer.

En donde Tomás, subido al taburete, Porras miraba la programación de TV en La Rioja, quería saber a qué hora saliá la Obregón. Le he pagado un coñá y me ha dicho que ahora estaba trabajando en el Castillo, y que en un agujero, bajo el torreón, ha aparecido un papel muy viejo, duro, con unos dibujos que ponía “¿se puede comer serpiente los viernes de Cuaresma?” y al lado la firma de Mosén Millán y el nombre del Convento de San Benito, Maturdimalas.
Le he dicho que mañana me enseñe el legajo.

Diario de un olivense: La nevada

Diario de un olivense: La nevada La nevada me ha dejado los hueso helados y el cabrón del del gasoil no ha venido, así que la calefacción no chuta. Que tenía mucho trabajo, me ha dicho, y que para cuatro que estáis del Relachigo para allá, casi en Burgos, que no se arriesgaba a subir la Degollada. Menudo artista, encima cuando descarga no se quita el cigarro de la boca. Algún día vamos a volar hasta la Loma.
Para entrar en calor he cogida a la perra y hemos salido a ver si pillábamos a la rabona. Huellas sí que había, lo que quiere decir que Murchantino se me ha adelantado y mañana cenará liebre. Así que me he dejado caer donde Esteban para que que me dé la tarjeta del coto de pesca. Estaban los habituales en el bar y Esteban me ha dicho que él no sabía nada pero que mañana echaban truchas en la presa. Me ha pagado el vino el Músico y allí les he dejado a los parroquianos habituales discutiendo sobre el tongo de Titín III y Olaizola II.
Luego he partido algo de leña, casí me seccionó en dos. El hacha ha pasado rozando a la perra y me ha lanzado un gruñido “hijoputa”.

He calentado una lata de fabada Litoral, partido una guindilla y me las he templado viendo nevar y con el parte diciendo chorradas de los políticos y emitiendo los enésimos goles de Ronaldo y Ronaldinho. Tiene huevos que los dos tengan el mismo nombre, sean igual de feos, tengan parecidos dientes y metan goles galácticos, como dicen los del Marca.
A mí el fútbol me da igual, lo que pasa que como buen outsider soy antimadridista, más que nada para tocarle los cataplines a Boyer. Aunque creo que él me los toca más. Lo que me pone es la pelota y los toros. Y claro salir de caza, echar la red, coger caracoles, berros y setas de chopo en Fuenteleiva…y subir a Briviesca.

Por la tarde he ido al bar a tomar café y ver como se pegan con el mus francés. Buendía se coloca siempre junto a la estufa, desde allí dirge el juego, parece el colocador de voleibol, y les mete caña a Franchi, el clarinetista, a Salas, que hace tiempo que se jubiló, a Mora, el más joven que está de vacaciones y ha venido de Zaragoza a por chorizos de su madre y a Licinio, uno que igual le da tener duples que medias porque siempre palma.

Pisando mucha nieve he llegado a la cueva, he probado el clarete de este año, que viene bueno, todavía está algo crudo, pero es un vino que promete.
Ya de noche fría me he juntado con López, que es de mi quinta y solterón como yo, y me ha contado lo del secretario de Entrena.