Ayer por la tarde despidimos para siempre a Toño Chavarri. Cientos de personas acudieron al funeral, la iglesia se quedó pequeña y muchos esperaron fuera para acompañar el traslado del cadáver hasta el cementerio. Estuvieron presentes en el acto, familiares, amigos, toda la corporación municipal y Pedro Sanz, Presidente de la Comunidad de La Rioja.
Cuando superemos el shock de la muerte del amigo Boyer siempre se nos agolpará la figura de un chaval que dejaba indiferente a pocos. Le recordaremos como una persona que sus últimos diez años de vida dedicó muchas horas a su pueblo como concejal (los socorristas y managers de orquestas musicales ya no sentirán su aliento en el cogote). Emergerá ese personaje polemista: 100% madridista y capaz de tener salidas para todos (aunque no nos imaginamos a Boyer estando de acuerdo con sus amigos de Madrid, seguro que en la Capital era del Barça o del Athletic). Las porras de los Madrid-Barça ya no serán lo mismo sin sus 8-1 ó 7-0. Nos acordaremos de sus inicios como árbitro, con equipación y todo, sacando tarjetas amarillas en el frontón en plan Pes Pérez. Nos permanecerá la imagen de Toño, cinco metros por detrás de su inseparable hermano Emilio. Los muslaris ya no tendrán la presión del "o jugáis antes de las doce o eliminados, chaval". Y saldremos a tomar el vermú el día de San Ignacio y no estará Boyer con el buzo. Serán muchos los recuerdos y las anécdotas que harán que tengamos a Toño en nuestro corazón para siempre.
PD: Estaría bien, que ahora que el pueblo va a crecer con sus nuevas urbanizaciones de chalés, una calle llevase el nombre de José Antonio Chavarri, una persona que vivió entregada a su pueblo.