Crónica de San Vitores 2004
Aunque el tiempo fue desapacible la alegría y la armonía reinó en la romería de San Vitores 2004. Lógicamente hubo menos gente que en años donde el buen tiempo nos había acompañado.
Una pareja se trasladó desde un pueblo de la zona de Letona en Álava (entre Altube y Vitoria-Gasteiz) porque nunca habían estado en el convento donde se venera a San Vitores. El señor está elaborando una información sobre los San Vitores que hay por toda nuestra geografía, de hecho es el patrón de su pueblo y lo celebran el 26 de agosto como en Cerezo y Casalarreina. El caso es que estuvimos disertando sobre el santo sin cabeza y ahí el hombre nos puso al día que San Vitores fue el primer patrón de los labradores, incluso antes que San Isidro, también nos comentó que el santo cerezano fue el primer patrón de Castilla. Ahí es nada. La verdad es que existen muchísimas imágens de San Vitores por ahí, aparte de los pueblos donde se le venera. Ya le hemos visto en Grañón, Zorraquín, catedral de Burgos, Lugo, Segovia, etc.
La víspera dimos las tradicional ronda de embudos con la charanga local, eso sí, acompañados de un fino aire que te enfriaba el alma. El delicioso chicharrillo en escabeche y los tragos del porrón de clarete templaron algo el cuerpo. Después de la ronda las cuadrillas fueron a merendar las habituales chueletas. Para algunos la víspera casi se une a la rogativa.
La rogativa salió de la iglesia a las 10 y fuimos en procesión hasta el final del pueblo por la carretera. El párroco megáfono en vano como en las manifestaciones obreras (por algo era el 1 de Mayo) fue desgranando las peticiones a los santos y santas: "líbranos Señor de la peste y la guerra, líbranos Señor del odio, líbranos Señor de la fornicación " En fin, que seguimos comparando hacer el amor con hacer la guerra.
Este año no acudió el alcalde a la rogativa (ni Boyer y Tochila en quien había delegado) y por lo tanto no hubo traspaso de vara, con el consiguiente murmullo de desaprobación entre los rogativos. Apunto estuvo Cascarilla de cogerle la cachava a Paco para dársela a Luis Barrio.
Raposito como en él es habitual puso en la plaza dos cajas de galletas surtidas a disposición del que quisiera comenzar la jornada dulcemente. Como no había mistela echamos mano del Marie Brizar, como Zipi uno de Durango que no bebe otra cosa. Los tractores poco a poco fueron llegando a la plaza. Este año los subieron Cañamero, la Coope y Gabinito que se ha agenciado uno con el morro como un Concorde.
Algunos echamos la tradicional jota de San Viotres en Quintanilleja para honrar al Santo y subimos para arriba porque nos estaban esperando las sopas. El Churro estaba de Jefe de Cocina, era el Rey del Cazo. Amablemente repartió sopas, chorizos y gritos de mando. La verdad es que estaban cojonudas y nos entonaron el cuerpo.
La peña subió la ladera para encaminarse al pozo de las legañas, este año las aguas estaban cristalinas y no te daba repelús el lavarte la cara. La gente se fue acercando indistintamente al bar (que gracias a los Barricada funcionó, y bien) y a la iglesia. Salió la procesión alrededor del exconvento con el santo llevado en andas. Mientras Misa ya comenzó a llover y todo hacía presagiar algún chaparrón durante la comida. El vermú estuvo acompañado por jotas, rancheras y unas quisquillas que trajo la Joyera para la Piña y que amablemente convidaron a todo el que pasaba por allí. El comentario fue que las quisquillas no tenían starlux.
La mayoría de la gente comió en la carpa que había instalado el Ayuntamiento, otros lo hicieron bajo toldos y otros a la intemperie. Como estaba previsto cayó agua y el viento desapacible remató la faena. La Jet que comió fuera (incluidos los concejales socialistas que no acudieron a la langosta en el convento con las fuerzas vivas del pueblo) tuvo que habilitar el Land Rover de los panaderos como habitáculo para la plancha. Chaparro preparó más humareda que el Titanic el día del Santo. En los postres el Ayuntamiento repartió Farias para los hombres y bombones para las mujeros y los niños. Durante la sobremesa Brau declamó las coplas que tenéis escritas por ahí.
En esto llegó Makoki que puso en danza a tod el pueblo. ¡Al suelo, al suelo! Se hizo la plaza de toros. Este año la corrida ha estado floja tanto de toreros como de toros. Sólo Finito de Gasteiz mantuvo el tipo y se jugó el físico con el morlaco Borja de la ganadería de las pabloromeras. El público agrdeció con aplausos y olés la entrega de ambos protagonistas. Makoki y su charanga comenzaron a desgranar los temas habituales y los nuevos de su segundo CD (que se parecen todo a los del primero). El trompetista puso a bailar con alegría a todo el pueblo.
La tarde iba cayendo, se cantó la Salve y bajamos a Fresno a seguir disfrutando de la fiesta. Sobre las nueve llegamos a Leiva, con mucho ambiente en los tractores y los coches. En la plaza se siguió bailando al ritmo del megáfono de Makoki. A las 10 todo el pueblo se dirigió a la iglesia para entonar la Salve. El cántico es realizado con devoción y es el típico acto que los pamploneses defienen como el "momentico", ese que llega hasta el fondo.
Como es habitual la juerga prosiguió hasta altas horas.
Una pareja se trasladó desde un pueblo de la zona de Letona en Álava (entre Altube y Vitoria-Gasteiz) porque nunca habían estado en el convento donde se venera a San Vitores. El señor está elaborando una información sobre los San Vitores que hay por toda nuestra geografía, de hecho es el patrón de su pueblo y lo celebran el 26 de agosto como en Cerezo y Casalarreina. El caso es que estuvimos disertando sobre el santo sin cabeza y ahí el hombre nos puso al día que San Vitores fue el primer patrón de los labradores, incluso antes que San Isidro, también nos comentó que el santo cerezano fue el primer patrón de Castilla. Ahí es nada. La verdad es que existen muchísimas imágens de San Vitores por ahí, aparte de los pueblos donde se le venera. Ya le hemos visto en Grañón, Zorraquín, catedral de Burgos, Lugo, Segovia, etc.
La víspera dimos las tradicional ronda de embudos con la charanga local, eso sí, acompañados de un fino aire que te enfriaba el alma. El delicioso chicharrillo en escabeche y los tragos del porrón de clarete templaron algo el cuerpo. Después de la ronda las cuadrillas fueron a merendar las habituales chueletas. Para algunos la víspera casi se une a la rogativa.
La rogativa salió de la iglesia a las 10 y fuimos en procesión hasta el final del pueblo por la carretera. El párroco megáfono en vano como en las manifestaciones obreras (por algo era el 1 de Mayo) fue desgranando las peticiones a los santos y santas: "líbranos Señor de la peste y la guerra, líbranos Señor del odio, líbranos Señor de la fornicación " En fin, que seguimos comparando hacer el amor con hacer la guerra.
Este año no acudió el alcalde a la rogativa (ni Boyer y Tochila en quien había delegado) y por lo tanto no hubo traspaso de vara, con el consiguiente murmullo de desaprobación entre los rogativos. Apunto estuvo Cascarilla de cogerle la cachava a Paco para dársela a Luis Barrio.
Raposito como en él es habitual puso en la plaza dos cajas de galletas surtidas a disposición del que quisiera comenzar la jornada dulcemente. Como no había mistela echamos mano del Marie Brizar, como Zipi uno de Durango que no bebe otra cosa. Los tractores poco a poco fueron llegando a la plaza. Este año los subieron Cañamero, la Coope y Gabinito que se ha agenciado uno con el morro como un Concorde.
Algunos echamos la tradicional jota de San Viotres en Quintanilleja para honrar al Santo y subimos para arriba porque nos estaban esperando las sopas. El Churro estaba de Jefe de Cocina, era el Rey del Cazo. Amablemente repartió sopas, chorizos y gritos de mando. La verdad es que estaban cojonudas y nos entonaron el cuerpo.
La peña subió la ladera para encaminarse al pozo de las legañas, este año las aguas estaban cristalinas y no te daba repelús el lavarte la cara. La gente se fue acercando indistintamente al bar (que gracias a los Barricada funcionó, y bien) y a la iglesia. Salió la procesión alrededor del exconvento con el santo llevado en andas. Mientras Misa ya comenzó a llover y todo hacía presagiar algún chaparrón durante la comida. El vermú estuvo acompañado por jotas, rancheras y unas quisquillas que trajo la Joyera para la Piña y que amablemente convidaron a todo el que pasaba por allí. El comentario fue que las quisquillas no tenían starlux.
La mayoría de la gente comió en la carpa que había instalado el Ayuntamiento, otros lo hicieron bajo toldos y otros a la intemperie. Como estaba previsto cayó agua y el viento desapacible remató la faena. La Jet que comió fuera (incluidos los concejales socialistas que no acudieron a la langosta en el convento con las fuerzas vivas del pueblo) tuvo que habilitar el Land Rover de los panaderos como habitáculo para la plancha. Chaparro preparó más humareda que el Titanic el día del Santo. En los postres el Ayuntamiento repartió Farias para los hombres y bombones para las mujeros y los niños. Durante la sobremesa Brau declamó las coplas que tenéis escritas por ahí.
En esto llegó Makoki que puso en danza a tod el pueblo. ¡Al suelo, al suelo! Se hizo la plaza de toros. Este año la corrida ha estado floja tanto de toreros como de toros. Sólo Finito de Gasteiz mantuvo el tipo y se jugó el físico con el morlaco Borja de la ganadería de las pabloromeras. El público agrdeció con aplausos y olés la entrega de ambos protagonistas. Makoki y su charanga comenzaron a desgranar los temas habituales y los nuevos de su segundo CD (que se parecen todo a los del primero). El trompetista puso a bailar con alegría a todo el pueblo.
La tarde iba cayendo, se cantó la Salve y bajamos a Fresno a seguir disfrutando de la fiesta. Sobre las nueve llegamos a Leiva, con mucho ambiente en los tractores y los coches. En la plaza se siguió bailando al ritmo del megáfono de Makoki. A las 10 todo el pueblo se dirigió a la iglesia para entonar la Salve. El cántico es realizado con devoción y es el típico acto que los pamploneses defienen como el "momentico", ese que llega hasta el fondo.
Como es habitual la juerga prosiguió hasta altas horas.
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