Las resacas de Montecarlo
En esta semana en el Sillón Bol nos vamos al Gran Premio de Mónaco:
Tras la boda real del sábado un servidor y súbdito tenía verdadero interés por contemplar el careto de Ernesto de Hannover en el Gran Premio de Montecarlo. Desde luego no es lo mejor para dos resacas consecutivas (la de la noche del viernes y la propia del sábado regio) situarse en el balcón del Gran Casino monegasco y dejar que los motores rugiendo a 300 por hora te descerrajen las pocas neuronas que quedan sanas.
No vi a Ernesto en la entrega de la copa al vencedor Trulli, el otro de Renault, que de momento va mejor que Fernando Alonso. Pude percibir, sin embargo, que la princesa Carolina sí se había peinado para este acto, cosa que no pudo hacer para la boda, me imagino que a causa de la crisis de nervios que le entró cuando esperó en vano a que Ernesto se dignara a abandonar la noche madrileña para llegar puntual a la alfombra roja. Más
Tras la boda real del sábado un servidor y súbdito tenía verdadero interés por contemplar el careto de Ernesto de Hannover en el Gran Premio de Montecarlo. Desde luego no es lo mejor para dos resacas consecutivas (la de la noche del viernes y la propia del sábado regio) situarse en el balcón del Gran Casino monegasco y dejar que los motores rugiendo a 300 por hora te descerrajen las pocas neuronas que quedan sanas.
No vi a Ernesto en la entrega de la copa al vencedor Trulli, el otro de Renault, que de momento va mejor que Fernando Alonso. Pude percibir, sin embargo, que la princesa Carolina sí se había peinado para este acto, cosa que no pudo hacer para la boda, me imagino que a causa de la crisis de nervios que le entró cuando esperó en vano a que Ernesto se dignara a abandonar la noche madrileña para llegar puntual a la alfombra roja. Más
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